5/2/13

Un árbol crece en Brooklyn



A partir de entonces el mundo se hizo suyo a través de la lectura.  Nunca más se sentiría sola, nunca más añoraría la compañía de un amigo querido. Los libros se volvieron sus únicos aliados.  Había uno para cada momento: los de poesía eran compañeros tranquilos, los de aventuras eran bienvenidos cuando se aburría y las biografías cuando deseaba conocer a alguien. Ya adolescente, llegarían las historias de amorLa tarde que descubrió que podía leer; se prometió leer un libro al día durante el resto de su vida.

Un árbol crece en Brooklyn. Betty Smith.
Imagen:George Clausen

2 comentarios:

  1. Si no tuviese otras obligaciones también me comprometía yo, pero...
    Besos,

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  2. Algo excesivo, porque además de leer hay que vivir, pero por otra parte es otra forma de aprender.

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