28/2/10

Invierno



Este día de invierno
hace calor al sol.
Pero frío.


Otnisura

Imagen:Suzuki Harunobu


27/2/10

Sueños


Ten cuidado con tus sueños: son la sirena de las almas. Ella canta. Nos llama. La seguimos y jamás retornamos

Gusave Falubert

Imagen:Herber Draper


26/2/10

Carta de Dylan Thomas a su esposa Caitlin


Oh por qué, por qué, no lo arreglamos de alguna manera que salgamos juntos de este devastador, insano, demoniacamente ruidoso, rugidor continente. Habríamos podido arreglarlo de alguna manera. Por qué, oh, por qué, pensé que podría vivir, que podría llegar a vivir, como pude pensar en vivir todos éstos torturantes, interminables meses, que se repiten como eco sin tí.... He conducido por lo que me pareció, y probablemente fue, miles de kilómetros, iluminados adelante . Los caminos inmensamente abigarrados de la región más baja de estos malditos, de ciudad en ciudad, colegio en colegio, universidad en universidad, hotel en hotel, y todo lo que deseo, antes de Cristo, antes de usted, es abrazarla en Laugharne, Carmarthenshire.

24/2/10

Edad



Siempre creí que la sabiduría iba unida a la edad. Creía que llegaría un momento maravilloso en que, sencillamente, me sentiría sabia.

No podía estar más equivocada. La vejez es una segunda adolescencia.

Nadine Gordimer

Imagen:Autor desconocido

23/2/10

Aguas termales


Aguas termales. La Vía láctea en los cuerpos desnudos.

Shiki Masaoka
Imagen:William Sergeant Kendall


21/2/10

Las pequeñas virtudes


A medio camino entre el ensayo y la autobiografía, “Las pequeñas virtudes” reúne once textos de tema diverso que comparten una escritura instintiva, radical, una mirada comprometida llana y conclusivamente humana. La guerra y su mordedura atroz de miedo y pobreza, el recuerdo estremecedor y bellamente sostenido de Cesare Pavese y la experiencia intrincada de ser mujer y madre son algunas de las historias de una historia –personal y colectiva– que Natalia Ginzburg ensambla magistralmente, en estas páginas de turbadora belleza, con una reflexión sagaz siempre atenta al otro, arco vital y testimonio del oficio– vocación irrenunciable, orgánica– de escribir.

En las páginas dedicadas a C. Pavese nos conmuve al hablarnos con naturalidad de un amigo, de un amigo que se ha ido.

Sobre los ingleses es más demoledora, al definir a Inglaterra como el país de la melancolía.

El texto “Él y yo” es un relato breve de elegante construcción.



Y nos alerta de que:

Hay un peligro en el dolor así como hay un peligro en la felicidad, respecto a las cosas que escribimos. Porque la belleza poética es un conjunto de crueldaz, de soberbia, de ironía, de ternura carnal, de fantasía y de memoria, de claridad y de oscuridad, y si no conseguimos obtener todo esto junto, nuestro resultado es pobre, precario y escasamente vital.

También escribe sobre la familia, sobre los hijos, las pérdidas, la guerra, sobre el silencio (el silencio es una enfermedad mortal), las relaciones humanas, o las pequeñas y grandes virtudes. Como del paso del tiempo cuando nos asombramos de que ser adulto sea esto y no todo lo que habíamos creído de niños.

N Ginzburg nos recuerda que en la vida rara vez hay premios y castigos.

Aqui os dejo un pequeño fragmento

Por lo que respecta a la educación de los hijos, creo que no hay que enseñarles las pequeñas virtudes, sino las grandes. No el ahorro, sino la generosidad y la indiferencia hacia el dinero; no la prudencia, sino el coraje y el desprecio por el peligro; no la astucia, sino la franqueza y el amor por la verdad; no la diplomacia, sino el amor al prójimo y la abnegación; no el deseo del éxito sino el deseo de ser y de saber.

Sin embargo, casi siempre hacemos lo contrario. Nos apresuramos a enseñarles el respeto a las pequeñas virtudes, fundando en ellas todo nuestro sistema educativo. De esta manera elegimos el camino más cómodo, porque las pequeñas virtudes no encierran ningún peligro material, es más, nos protegen de los golpes de la suerte. Olvidamos enseñar las grandes virtudes, y sin embargo, las amamos, y quisiéramos que nuestros hijos las tuviesen, pero abrigamos la esperanza de que broten espontáneamente en su ánimo, un día futuro, pues las consideramos de naturaleza instintiva, mientras que las otras, las pequeñas, nos parecen el fruto de una reflexión, de un cálculo, y por eso pensamos que es absolutamente necesario enseñarlas

Una pequeña joya para leer y releer, para regalar y para disfrutarlo