28/12/13

Certidumbre de Ausencia



Regreso al mismo café.
Las horas lentas que pasaron en vano
atraviesan conmigo la puerta giratoria.
Y al fondo, entre las mesas,
una sonrisa tuya me mira como entonces.

Pero otra vez esos labios extraviados
tampoco son tus labios,
no hay sonrisa y el mármol de esta mesa
certifica en mis manos un mensaje de frío.


Amalia Iglesias

Imagen: Ed.Hopper

25/12/13

Dejame…..


Déjame tocarte con mis palabras. 
Ya que mis manos yacen inertes 
como guantes vacíos. 
Deja que mis palabras golpeen tu pelo, 
se deslicen por tu espalda y cosquilleen tu vientre. 
Ya que mis manos, ligeras y libres como ladrillos, 
ignoran mis anhelos y rehúsan obstinadamente 
llevar a cabo mis deseos más silenciosos. 
Deja que mis palabras entren en tu mente 
llevando antorchas. 
Admítelas voluntariamente en tu ser. 
Para que ellas puedan acariciarte 
suavemente desde dentro. 

Mark O'Brien 

22/12/13

Recordarte


 "Antes de regresar a mis lóbregos cuarteles de invierno con los ojos bien secos por si acaso miro cómo te vas adentrando en la niebla y empiezo a recordarte".

Mario Benedetti
Imagen: Odel

15/12/13

Cosas cotidianas


"Todo lo que yo quisiera de ti, son esas cosas cotidianas, el olor de tu cuerpo, saber lo que piensas de cualquier cosa, de ti, de mí, de nuestro entorno. Que mires más allá de mi apariencia física, que me recuerdes con pasión y que el placer que juntos inventamos sea otro signo de libertad"

Julio Cortázar
Imagen: Andrrei Protsouk

8/12/13

Por que esta noche duermes lejos


Porque esta noche duermes lejos

y en una cama con demasiado sueño,

yo estoy aquí despierto,

con una mano mía y otra tuya.

Tú seguirás allí
 

desnuda como tú 

y yo seguiré aquí

 desnudo como yo.

Mi boca es ya muy larga 

y piensa mucho
 
y tu cabello es corto y tiene sueño.
Ya no hay tiempo para estar


 desnudos como uno 
 
los dos.

Roberto Juarroz

Imagen: Salvador Dali

4/12/13

Ada o el ardor


"...Su vestido ligero y flotante estaba tan abierto por la espalda que cada vez que la ahuecaba por un movimiento de sus omóplatos prominentes, Van, que se había aproximado al taburete tanto como se lo permitía la prudencia, podía ver hasta el coxis su ensilladura marfileña y respirar todo el calor de su cuerpo. Con el corazón saltándole en el pecho, y la mano lamentablemente hundida en el bolsillo del pantalón, se inclinaba sobre ella, mientras ella se inclinaba sobre su obra, y permitía a sus labios sedientos que se deslizasen ingrávidamente desde la cabellera tibia a la ardiente nuca. Era la sensación más dulce, más poderosa, más misteriosa que nunca había experimentado. En la sórdida lujuria del invierno anterior nada podía haberle hecho presentir aquella ternura acariciadora, aquel desconsuelo del deseo. Hubiera querido permanecer indefinidamente sobre la redondez exquisita de la pequeña protuberancia ósea que destacaba por debajo de su nuca, si ella, indefinidamente, hubiera mantenido la cabeza inclinada, y si el pobre muchacho hubiese sido capaz de soportar por más tiempo el éxtasis de aquel contacto en su boca, convertida en cera inmóvil, sin apretujarse....”

Ada o el ardor-Nabokov

2/12/13

Deseos


Cuando era niña le gustaba cubrir con la mano
el cristal de la linterna y mirar a contraluz el
borroso perfil de los dedos, de un rojo acuoso, los
quietos huesecillos como crisálidas, la seda blanca
de la piel. Constantemente aquel deseo de que la
luz atravesara su carne y le llegara muy adentro
del corazón, como si ella, toda entera, fuera un farolillo chino de
suave papel. Con los años entendió, sin embargo, que
siempre es de noche en el centro de la rosa.

Genma Gorga

Imagen : Marcy Cichino