El deseo era un punto inmóvil...
Los cuerpos se quedaban del lado solitario del amor
como si uno a otro se negasen sin negar el deseo
y en esa negación un nudo más fuerte que ellos mismos
indefinidamente los uniera.
¿Qué sabían los ojos y las manos,
qué sabía la piel, qué retenía un cuerpo
de la respiración del otro, quién hacía nacer
aquella lenta luz inmóvil
como única forma del deseo?
Jose Angel valente
Imagen :Ambrogio Alciati
2 comentarios:
Cuánta pasión.Palabras reveladoras, porque a veces es díficil definir ese instante.
Precioso.
Tienes razon Irene a veces disfrutamos instantes maravillosos que es muy dificil definir con palabras
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