Un anciano oriental huyendo de un país en llamas con una nieta de apenas unas semanas como único motivo para partir, en un barco de refugiados, hacia un futuro incierto lejos de su tierra natal.
En una mano una maleta con un puñado de tierra, en la otra un bebé: pasado y futuro representados en un momento de crisis, en una rotura, en una partida hacia ninguna parte, en una huida hacia adelante.
Al cabo de 6 semanas el barco por fin atraca en el puerto gris de una ciudad desconocida en un país desconocido. Los refugiados son hacinados en pabellones de acogida a la espera de que el gobierno gestione su situación. Días idénticos entre sí. Paciencia. Espera. Incertidumbre.
“La nieta del Señor Lihn” narra las peripecias de un abuelo superviviente en un entorno hostil, en un país cuya lengua no entiende y cuyos hábitos le son ajenos e incomprensibles.
Con esta historia anónima y delicada, Philippe Claudel reclama la atención del lector hacia las consecuencias particulares de los movimientos migratorios generados por conflictos bélicos de todo tipo.
Cuando una persona es arrancada de su entorno y resituada en una nueva realidad, la creación de las rutinas más insignificantes se redimensiona y se convierte en un poderoso mecanismo de defensa que sostienen la identidad de las personas.
Cada día el mismo pequeño paseo, a la misma hora, cada día rezándole a la nieta cuentos e historias que los anclan a la tradición a la que pertenecen por nacimiento y que les confiere sentido en un entorno incomprensible al que ya comienzan a pertenecer por forzoso exilio.
A pesar de la crudeza de la historia, Claudel propone un texto equlibrado, sin aspavientos ni salidas de tono. Un narrador omnisciente claramente alineado con el anciano describe desde una falsa distancia objectiva el día a día del personaje.
Su lenguaje sencillo permite al lector interpretar rápidamente el perfil psicológico de cada uno de los (pocos) personajes que entran enliza en la novela, al tiempo que posiblemente se deje enredar por la trampa que Claudel teje desde la primera línea del libro.
En una mano una maleta con un puñado de tierra, en la otra un bebé: pasado y futuro representados en un momento de crisis, en una rotura, en una partida hacia ninguna parte, en una huida hacia adelante.
Al cabo de 6 semanas el barco por fin atraca en el puerto gris de una ciudad desconocida en un país desconocido. Los refugiados son hacinados en pabellones de acogida a la espera de que el gobierno gestione su situación. Días idénticos entre sí. Paciencia. Espera. Incertidumbre.
“La nieta del Señor Lihn” narra las peripecias de un abuelo superviviente en un entorno hostil, en un país cuya lengua no entiende y cuyos hábitos le son ajenos e incomprensibles.
Con esta historia anónima y delicada, Philippe Claudel reclama la atención del lector hacia las consecuencias particulares de los movimientos migratorios generados por conflictos bélicos de todo tipo.
Cuando una persona es arrancada de su entorno y resituada en una nueva realidad, la creación de las rutinas más insignificantes se redimensiona y se convierte en un poderoso mecanismo de defensa que sostienen la identidad de las personas.
Cada día el mismo pequeño paseo, a la misma hora, cada día rezándole a la nieta cuentos e historias que los anclan a la tradición a la que pertenecen por nacimiento y que les confiere sentido en un entorno incomprensible al que ya comienzan a pertenecer por forzoso exilio.
A pesar de la crudeza de la historia, Claudel propone un texto equlibrado, sin aspavientos ni salidas de tono. Un narrador omnisciente claramente alineado con el anciano describe desde una falsa distancia objectiva el día a día del personaje.
Su lenguaje sencillo permite al lector interpretar rápidamente el perfil psicológico de cada uno de los (pocos) personajes que entran enliza en la novela, al tiempo que posiblemente se deje enredar por la trampa que Claudel teje desde la primera línea del libro.
Una breve joya agradable de leer y de aquellas que cuesta olvidar e invita a la reflexion. Un bello libro para recomendar y para regalar. Una fabula sobre el exilio, la soledad y la dificil adaptacion al medio del ser humano que es repudiado por sus semejantes y acogido por un otro cualquiera, aunque de gran corazon y sin convenciones que lo limiten, el unico capaz de entenderle sin hablar su idioma. Historia tambien de un atrevimiento a asomarse al otro, a mirarse en el espejo y verse en la otra edad.
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