
se apaga la belleza
dentro del tiempo
Imagen:Waterhouse
acompañado de mi soledad
y quería pensar y no pensaba,
porque en la esquina del tumulto ajeno
me convocaba algún silencio simple,
uno es tan único que no consigue
ser como otros y menos no ser.
Nos levantamos y desmoronamos
con los recuerdos o con los despistes,
mirarse adentro, puede tener gracia,
y también puede convertirse en duelo,
nos conocemos tan precariamente
que respiramos y eso nos asombra.
El corazón aporta sus latidos
y los sentimos con un ritmo ajeno,
es cierto, me metía en un café,
y los otros pasaban y pasaban
pero no me dejaban ni un vistazo
para que lo escondiera en mi guarida.
Mario Benedetti
Imagen Aldo Balding
Sabemos tantas cosas, que la aritmética es falsa, que uno más uno no siempre son uno sino dos o ninguno, nos sobra tiempo para hojear el álbum de agujeros, de ventanas cerradas, de cartas sin voz y sin perfume.
Julio Cortázar
Las críticas son cartas al público que ningún autor tiene que abrir ni leer.
Rainer Maria Rilke
En las vagas sombras de luz por terminar antes que la tarde sea pronto noche, disfruto de errar sin pensar entre lo que la ciudad se vuelve, y ando como si nada tuviese remedio. Me agrada, más a la imaginación que a los sentidos, la tristeza dispersa que está conmigo. Vago, y hojeo en mí, sin leerlo, un libro intersperso de imágenes rápidas, del que voy formándome indolentemente una idea que nunca se completa.
Hay quien lee con la misma rapidez con que mira, y concluye sin haberlo visto todo. Así saco del libro que se me hojea en el alma una historia vaga por contar, memorias de otro yo vagabundo, con avenidas de parques en medio, y figuras de seda varias, pasando, pasando.
Fernando Pessoa (El libro del desasosiego.)
Imagen:J.J Lopez
La música, el mar y esa sensación caliente
que se me va regando por dentro.
El recuerdo, la ternura, la depresión
y todas esas cosas que me van haciendo,
que van dibujando las hebras de mi pelo en tu camisa,
que van llegando a mis ojos,
a mi boca, llenándome de nostalgia, de agua salada,
de luna cortada en pedazos y envuelta en papel plateado,
de tu nombre, del nombre que no existe,
de lo que tenemos y lo que nos falta,
de todo eso que tengo dentro, que me recorre
y me da esa sensación caliente que te lleva y te trae.
Gioconda Belli
Imagen:Alexis Adanov
En el recinto angosto, donde se abre amplia mi ventana,
reinaba poderosa una primavera lascivia.
A través de las dobles cortinas aún no levantadas,
aparecen, confusas, las sombras;
mientras yo , guarnecida en el pabellón, acariciaba mi laúd
adornado de jade rosa,
en lontananza recórtase el alcor en la tenue claridad
crepuscular que se va presurosa.
¡Oh flor del pimentero? Por qué te inclinas así, como para
pedir perdón? Bien sé yo que no puedes detener el día.
Li Qingzhao
Imagen:Caravaggio
La soledad es una ingrata, a la que se le va
agarrando el gusto, con un alto riesgo de quedar
completamente enamorado de ella.
La soledad es un hotel que no es de nadie, una cama
que no es mía, es despertarme a las 3 de la mañana
y no saber donde esta el baño… La soledad soy yo.
La soledad es la gota de agua, de la llave del baño que
dejaste prendida, y que no quieres apagar por no
sentirte solo. La soledad es como un suplicio ingenioso
de la naturaleza, que hace que nos encontremos con
nosotros mismo, para poder valorar a los demás.
La soledad es un espejo, que no miente.
La soledad es ese montón de sonidos, que no escucha
nadie pero hacen demasiado ruido.
La soledad soy yo, en compañía del pasado.
La soledad es un beso, que se desperdicia en la almohada,
es ver la sombra y la silueta de alguien que ya no està.
La soledad es una malvada, insoportable y maravillosa
que me gusta, no se bien por que.
La soledad es entender por fin, que no hay mejor
compañía que la soledad.
Es el velorio de un día que se fue, es dejar de estar
haciendo nada, prepararte, vestirte, abrir la puerta, salir,
para seguir haciendo lo mismo.
La soledad es la compañera, la del miedo, la de los futuros
inciertos, la del camino, la búsqueda... La soledad.
¡De todo te olvidas! Anoche, dejaste
aquí, sobre el piano, que ya jamás tocas,
un poco de tu alma de muchacha enferma:
un libro vedado, de tiernas memorias.
Íntimas memorias. Yo lo abrí, al descuido,
y supe sonriendo, tu pena más honda,
el dulce secreto que no diré a nadie:
a nadie interesa saber que me nombras.
...Ven, llévate el libro, distraída, llena
de luz y de ensueño. Romántica loca...
¡Dejar tus amores ahí, sobre el piano!
...De todo te olvidas ¡cabeza de novia!.
" Aquellas dos imágenes le habían entrado por los ojos como la instantánea percepción de la felicidad absoluta y sin condiciones. Se las llevaría consigo para siempre. Porque es así como te fastidia la vida. Te pilla cuando todavía tienes el alma adormecida y siembra en su interior una imagen, o un olor, o un sonído que después ya nunca puedes sacarte de encima. Y aquélla era la felicidad. Lo descubres después, cuando ya es demasiado tarde. Y ya eres, para siempre, un exiliado: a miles de kilómetros de aquella imagen, de aquel sonido, de aquel olor. A la deriva. "
Tierras de Cristal- Alesandro Barico