que fue tan sólo tuyo
durante un tiempo espeso, inmortal y perfecto,
Entonces tú terminas y yo comienzo a amarte.
Cuando he rugido cóncava debajo de tus piernas,
y has dejado un reguero de sal y hierbabuena sobre mi piel reseca.
Entonces tú terminas y yo comienzo a amarte.
Cuando la luz se apaga y tu cuerpo se queda
tendido y olvidado entre blandas semillas.
Entonces tú terminas y yo comienzo a amarte.
Elsa Lopez
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