Cuarenta años habían vivido juntos
y el lenguaje se había ido haciendo más difícil de entender
al principio habían sabido algunas palabras
luego se fueron contentando con movimientos de cabeza:
cama y comida.
Durante cuarenta años se las arreglaron así en su vida diaria.
Sus rostros fueron adquiriendo calma, la de las piedras.
y el lenguaje se había ido haciendo más difícil de entender
al principio habían sabido algunas palabras
luego se fueron contentando con movimientos de cabeza:
cama y comida.
Durante cuarenta años se las arreglaron así en su vida diaria.
Sus rostros fueron adquiriendo calma, la de las piedras.
Pero alguna vez aparecía un intérprete ocasional:
un gato, una puesta de sol extraordinaria.
un gato, una puesta de sol extraordinaria.
Escuchaban con un destello de inquietud
trataban de contestar, eran ya dos mudos.
trataban de contestar, eran ya dos mudos.
Solveig von Schoultz
3 comentarios:
Muy dura esta entrada y me parece real y triste.
Un abrazo y buena semana.
Odel, disculpa, te dejo otro comentario mas porque he vuelto a leerlo, me ha impactado. Pero es la vida..., en algunas parejas.
Otro abrazo!
Triste y duro pero es verdad Rive Hay parejas así por desgracia
gracias por tu visita
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