Querido muchacho mío:
Tu soneto es completamente adorable y es una maravilla que esos labios de pétalo de rosa roja que tienes hayan sido creados no tanto para el canto musical como para la locura de besarse. Tu dorada y delgada alma deambula entre la pasión y la poesía. Yo se que Hyacinthus, a quien Apolo amó tan locamente, has sido tú en aquellos griegos días. Por qué estás solo en Londres, y cuándo vas a Salisbury? Vé allí y refresca tus manos en la grisácea luz de las cosas góticas, y ven aqui cuando así lo quieras. Este es un lugar adorable; sólo faltas tú, pero vé a Salisbury primero. Con imperecedero amor, siempre tuyo
Oscar
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