sobre el silencio en ascuas de tu ausencia.
Te esperé soportando la existencia
como un lebrel al pie de tu partida.
Te esperé casi al borde de la herida
y a dos pasos no más de la demencia.
Te esperé en la angustiosa transparencia
de aquella noche en el reloj vencida.
Pero que inútil la mortal espera:
Sin pensarlo cité la primavera
cuando el invierno helaba mis rosales.
Y hoy que casi olvidaba tu presencia,
me estoy enamorando de tu ausencia
a través de mis propios madrigales.
Jorge Robledo Ortiz
Imagen:Homer Wislow
Imagen:Homer Wislow
3 comentarios:
Me han hecho mucha gracia los dos últimos versos. Y el cuadro de Winslow Homer me gusta mucho.
Gracias Elvira Homer es uno de lo spintores que mas me gusta
A mí también me encanta Homer, y el poema... a menudo la ausencia, aviva la llama y ya resulta imprecindible para vivir, se idealiza hasta la locura, pura pasión.
Besitos
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