En el recinto angosto, donde se abre amplia mi ventana,
reinaba poderosa una primavera lascivia.
A través de las dobles cortinas aún no levantadas,
aparecen, confusas, las sombras;
mientras yo , guarnecida en el pabellón, acariciaba mi laúd
adornado de jade rosa,
en lontananza recórtase el alcor en la tenue claridad
crepuscular que se va presurosa.
¡Oh flor del pimentero? Por qué te inclinas así, como para
pedir perdón? Bien sé yo que no puedes detener el día.
Li Qingzhao
Imagen:Caravaggio
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