"Me senté en la silla y lo miré por encima del hombro. Me ardía la oreja, la perla me pesaba en el lóbulo. Sólo podía pensar en sus dedos en mi cuello, su pulgar entre mis labios.
Me miró, pero no empezó a pintar. Me pregunté en qué estaría pensando.
Finalmente se volvió de nuevo.
-Tienes que ponerte también el otro -declaró, tomando el segundo pendiente y extendiendo la mano para dármelo.
Durante un instante me quedé sin palabras. Quería que él pensará en mí, no en el cuadro.
-¿Por qué? -dije finalmente-. No se ve en el cuadro.
-Tienes que ponerte los dos. Es una farsa, si no.
-Pero... no tengo agujero en la otra oreja -dije con voz entrecortada.
-Entonces tendrás que ocuparte de ello.
Seguía con la mano extendida, alargándome el pendiente. Yo me adelanté a cogerlo. Lo hice por él. Saqué la aguja y el aceite de clavo y me perforé la otra oreja. No lloré ni me desmayé ni emití sonido alguno. Luego posé durante toda la mañana y él pinto el pendiente que estaba a la vista, y yo sentía, escociéndome como una quemadura en la otra oreja, la perla que él no podía ver."
Imagen :Johanes Verneer
3 comentarios:
Impresionante Odel, me encantó.
Besos
Si carmen el a mi tambien yo solo lei el libro , la pelicula no al llegue a ver
Leí el libro hace muchos años y descubrí la pintura maravillosa de Vermeer.
La pelicula la ví no hace mucho ya que generalmente no me gusta ver las peliculas cuando he leido el libro previamente.
El argumento pierde un poco de intensidad pero la recreación de los ambientes y sobre todo la luz conseguida hace que merezca ser vista.
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