“Casi se le había olvidado cómo era eso de tener sentimientos, porque llevaba demasiado tiempo anestesiado. Un día advirtió que se había quedado sin emociones; se le habían ido cayendo a lo largo de la vida de manera imperceptible pero continuada, exactamente igual que los pelos habían ido desertando de su cabeza por medio de una fuga capilar cobarde y sigilosa. También esa pérdida la descubrió de golpe cuando, al mirarse por casualidad en un espejo del probador de unos grandes almacenes, vio con horror que tenía un redondel tan despeluchado en la coronilla que se le transparentaba el mondo cuero del cráneo. Pues bien, con las emociones le había ocurrido lo mismo. Un día se había mirado por puro azar en el espejo de su intimidad y se había dado cuenta de que, allí donde antes hubo nervios y deseos punzantes y esperanzas, ahora sólo había una especie de sopor. Una plúmbea calvicie sentimental.
A decir verdad, no entendía muy bien lo que le había pasado. Su vida no había sido ni especialmente mala ni especialmente dura, y no había nada que pudiera justificar el creciente desaliento de las cosas. ¿Adónde se había ido la alegría del mundo?”
“Instrucciones para salvar el mundo-”Rosa Montero
3 comentarios:
Muy bueno y...sucede.
Gracias
Si las emociones pueden ser muy cambiantes,pero desaparecer del todo no se
Gracias Beatriz
Si, puede ser, Odel. Hay gente que vive en un puro letargo, dejándose simplemente ir... sin más.
Besos,
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