“... Parecía que un barco mercante hubiera embarrancado en el acantilado tras ser arrojado allí por las olas una noche lejana de tormenta. De no ser porque la hierba del jardín había crecido desde la vez anterior, si alguien me hubiera dicho que el tiempo se había detenido en aquel lugar, me lo habría creído. Gracias a los largos días de lluviosos de la estación de los monzones, la hierba brillaba con fresco color verde y exhalaba el olor salvaje que sólo puede emanar de algo que hunde sus raíces en la tierra. Justo en el centro de aquel mar de hierba, el pájaro de piedra, en una postura idéntica a la de la vez anterior, las alas desplegadas, a punto de emprender el vuelo. Pero, obviamente, no había ninguna posibilidad de que volara. Esto lo sabía yo y también lo sabía el pájaro de piedra Inmovilizado en aquel lugar, sólo le cabía esperar que se lo llevaran a algún otro lugar o que lo derribaran. El pájaro no tenía ninguna otra posibilidad de abandonar el jardín. Lo único que se movía era una mariposa blanca fuera de la estación que revolteaba ala zar sobre la hierba. La mariposa se parecía a una persona que, en plana búsqueda, hubiera olvidado qué estaba buscando...”
Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (Haruki Murakami)
Imagen: Willian Turner
2 comentarios:
tienes un blog precioso y dan un gusto leerlo.
Gracias Terra me alegro te guste y gracias por tu visita
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